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lunes, 5 de septiembre de 2016

El maestro y Margarita, volamos sobre Moscú


He tardado en ponerme con esta entrada desde que a la llegada a Moscú escribí sobre la “coartada literaria" del viaje. Ya dije que antes de este viaje no conocía a Bulgakov, que di con él buscando una novela a la que seguir en el viaje y me rendí a sus “diabólicos” pies. Todo fue una especie de carambola porque además de comprobar la devoción que le tienen en Moscú con rutas, museos e historias mil, pude comprobar en una librería que era el autor más leído del momento en Moscú. Así que BINGO!! Bienvenidos al maravilloso mundo de “El maestro y Margarita”.

Bolsaya Sadovaya nº 10 Moscú
Con el gato Popota en Bolsaya Sadóvaya

Es lógico que todo sea una locura porque este año 2016 es un año de celebraciones alrededor de Mijail Bulgakov. Se celebran los 125 años de su nacimiento en Kiev (1891-1940) y los 50 años de la publicación de “El maestro y Margarita” y se han vuelto locos con el aniversario, que para eso se ha convertido en todo un autor de culto, todo un icono de las letras rusas. Ya hubiéramos querido que a nuestro Cervantes le hubieran hecho tanta fiesta en España, y eso que eran 500 los años.

Está en Twitter y en Facebook. Tiene una App para los “teléfonos inteligentes” y los próximos 11 y 12 de noviembre de 2016, coincidiendo con los 50 años de la novela, quinientas personas leerán on-line  El maestro y Margarita y será retransmitido con Google live. ¡¡Una pasada!!

Esto no sólo es por la novelería del aniversario. Desde hace años existen adaptaciones teatrales (el Teatro del Arte de Moscú tiene estos días una representación), ballet, una opera rock  de Konstantin Glazunov (el pintor no, otro Glazunov), series de televisión… En fin, una locura.

Pero ¿qué tiene “El maestro y Margarita” que hace que nos rindamos ante ella? 

A mi me ha parecido una novela sorprendente. Maravillosa y compleja, El maestro y Margarita contiene tres historias que se entremezclan. La principal tiene lugar en la Rusia de los años treinta. Un simpático demonio, Voland, se presenta en Moscú con su extravagante séquito/cuadrilla, en el que hay un enorme gato negro que habla, come con cubiertos y bebe vodka!! Voland se dedica a tomar el pelo a todo el que se pone por delante, con fines un poquito... diabólicos. La segunda historia es la de “el maestro”, poeta que está apenadísimo en un hospital psiquiátrico porque su novela ha ido a parar a la lumbre al ser rechazada por la crítica. Su amada Margarita  acude a Voland para lograr reunirse con el maestro. Y la tercera es la novela escrita por el maestro, y culpable de sus males, en la que describe las dudas de Poncio Pilatos ante la crucifixión de Cristo.

Distintas ediciones de "El maestro y Margarita"


Parece un poco lío, porque, además, la segunda historia no aparece hasta pasados unos buenos pocos de capítulos y uno se pregunta ¿quien será Margarita? Pero cuando aparece encuentras a un personaje maravilloso. 

Hay una mezcla de sátira, fantasía, ciencia-ficción y realismo, de religión e  historia que tiene mucho de autobiográfico. Es una sátira de la corrupción en la Unión Soviética de Stalin y, por ridiculizar la burocracia del gobierno, el manuscrito de “El maestro y Margarita” estuvo oculto durante muchos años hasta su publicación en 1966. Así que como la Catedral de Cristo Salvador de Moscú era de “quita y pon”, también pienso que “El maestro y Margarita” es una novela de “quita y pon”. 

Es una “novela de quita pon” porque en 1930 Bulgakov quemó la primera versión, la que sólo tenía la parte de Satanás en Moscú. Después retomó su escritura y  dedicó diez años a rehacerla (parece que hubo hasta ocho versiones del texto). No pudo verla publicada pues murió en 1940 y llegó al público “por entregas” en noviembre de 1966 en la revista mensual Moskva.

La novela es la excentricidad llevada al máximo. Nos muestra un mundo absurdo y fantástico, pero cómico y bufonesco al mismo tiempo. El argumento es extraño a veces, serio otras; a pesar de ello, todo se cuenta con un gran sentido del humor. 

En El maestro y Margarita se critica el mundillo literario de la época, se burla de la obsesión burocrática por los papeles y los documentos; critica también el sistema soviético de asignación de viviendas. 

Y me gusta mucho el pacto que hace Margarita con el diablo, porque es como un cuento de hadas al revés, donde la princesa busca y salva al príncipe. Es todo un poco “faústico” y me encanta.

El MOSCÚ de “El maestro y Margarita”

Bueno, y todo esto ha venido a cuento porque yo andaba buscando una lectura (una “coartada literaria”) para nuestro viaje a Moscú. Me gusta visitar los lugares de los libros y de sus autores y aquí si que he acertado de pleno, porque la ruta de “El maestro y Margarita” en Moscú es toda una atracción turística de moda




La ruta empieza en los “Estanques del Patriarca” donde tiene lugar la primera escena en la que conversan/discrepan un poeta y el jefazo de los escritores y en la que  aparece Voland a meter baza, liándolo todo. Los “Estanques del Patriarca” (que en realidad sólo queda uno de los tres que hubo) es una zona muy tranquila para pasear, sentarte en un banco a mirar el agua. También puedes tomar unas cervezas en los numerosos locales de moda que hay en la un poco más ruidosa zona, como el Café Margarita (en Malaya Bronnaya Ulitsa, 28) que rinde homenaje a nuestra chica. 

El teatro donde Voland y su troupe organizan su espectáculo de “magia negra” está muy cerquita. Es el Teatro Sátira, en la Plaza Triunfalnaya. En el lateral del teatro está el Jardín del Acuario, ideal para una de mis aficiones, sentarte en un banco con tu libro. 

Teatro Sátira en Moscú
Teatro Sátira en Bolsaya Sadóvaya

Es genial el pequeño museo que tienen en la planta baja de lo que fue la casa de autor y que también era la casa que aparece en la novela, donde se instala el demonio con su séquito: el apartamento 50 del número 302 de la Bolshaya Sadóvaya, que ahora es el número 10. Allí se puede ver parte de su mobiliario original, objetos personales del autor, dibujos de escenas de “El Maestro y Margarita”, así como numerosas ediciones en un montón de idiomas. Todo es de lo más tétrico, acorde desde luego con el ambiente del libro.
Bolsaya Sadóvaya 302, apartamento 50



También está el museo oficial, el Museo Bulgakov que organiza muchísimas actividades (pena que casi todas son en ruso, aunque hay alguna en inglés), como el recorrido a pie por los Estanques, así como otra app para el teléfono, esta vez con el mapa de los lugares de Bulgakov. ¿No parece interesante? A mi me ha fascinado. 


Aquí empieza todo....

La música del maestro

Y para rematar la faena, he descubierto que nuestro maestro y nuestra Margarita han inspirado a un montón de músicos para sus canciones. El “number ONE”, y aquí me han vuelto a dar, son los Rolling Stones: Mick Jagger compuso “Sympathy for the Devil” en 1968. Parece que una novieta que tenía en la época le había regalado el libro.




Hay más, muchos más, de hace tiempo y actuales. Ha impactado este libro en Patti Smith con Banga, Pearl Jam, Moriarty o la banda escocesa Franz Ferdinand con su Love and Destroy, inspirada en el vuelo de Margarita sobre Moscú. Y tropecientas más.

Para terminar, una obra de teatro de la compañía inglesa COMPLICITE que estuvo recorriendo Europa en 2012 con “El Maestro y Margarita”. Me llamó la atención que uno de los actores principales era Cesar Sarachu, el Bernardo de Camera Café, la famosa serie de televisión. En este enlace está la entrevista que le hicieron para la radio cuando recalaron en Madrid y Barcelona y que me gustó mucho.

Así que, disfruten con esta coartada literaria, yo lo he hecho. 

Badajoz (España), septiembre de 2016


domingo, 21 de agosto de 2016

A vueltas con las librerías

Verano 2016: Yincana de librerías en Moscú y Burdeos

Hoy sigo con otra de mis manías. Ya lo he confesado otras veces, me gusta trastear en las librerías. Soy lectora de libro electrónico, por lo bien que se maneja y el poco espacio que ocupa, pero donde se ponga un libro en papel… Así que enredar en las librerías me gusta un montón, sobre todo en algunas que son una auténtica maravilla, museos que invitan a echar el rato, sin prisas. 

Y si estoy fuera de España, me gusta buscar libros de autores españoles; saber a quien  se lee por ahí. Así que este verano he vuelto a poner la maquinaria en marcha:

La primera parada era Moscú. ¡¡Uff!!  lo de idioma era una zancadilla, pero no me arredré porque llevaba mi super chuleta del alfabeto cirílico y confianza en los libreros. Y no me fallaron ni uno ni otro. En la Casa del Libro Pedagógico de Mos (Московский Дом Книги) me emocionó encontrar a nuestro Victor del Árbol con “La tristeza del Samurai”. Me dijeron que se lee mucho en español y allí estaba entre los grandes, cerquita de Cervantes! Hasta lo venden on-line, en la web de la librería. 


Casa del Libro de Moscú
Casa del Libro Pedagógico de Moscú en ul. Kuznetskiy Most, 18/7

La tristeza del aamurái en las librerías de Moscú
Víctor del Árbol en las librerías de Moscú

El que también parece que les mola mucho, y éste lo tenían traducido al ruso, es Артуро Перес Реверте (Arturo Perez Reverte). Nos contó el librero que en Moscú se lee mucha literatura en español, y el que más, Cervantes. ¡Era obvio!

Perez Reverte en ruso

Pérez Reverte en ruso

También pregunté por lo más leído de autores rusos y el campeón parece ser Mihail Bulgakov. Vaya puntería que he tenido, ¡había sido mi coartada literaria de este viaje!


La siguiente  escapada ha sido Burdeos. Aquí hemos estado en dos librerías a cual mejor: la Librería Mollat y La Machine à lire.


Librería  Mollat en Burdeos
La Machine à lire. Librería de Burdeos
La Machine à Lire
La primera tenía programada una actividad curiosa para una librería. Para atraer al público habían organizado una especie de “Ven a bailar” y allí estaban en un rincón, algún que otro empleado enrollado con sus bailes. Un poco tontuna, pero era simpático.


Librería Mollat, Burdeos (Francia)
Librería Mollat de Burdeos
Pero lo más interesante de las dos librerías son las notitas escritas a mano que colocan sobre los libros recomendando su lectura. Lo harán en más sitios, supongo, pero yo no lo había visto nunca (y tengo unas pocas en la mochila…). Y me ha parecido una gran idea.

Aquí también estaba Victor del Árbol con “Toutes les Vagues de l’Ocean”, “La Tristesse du Samouraï” y ”La Maison de Chagrins”. Como estas las había leído, compré “Les pigeons de Paris” que no la conocía. 


Victor del Árbol en "La Machine à Lire"
Víctor del Árbol en "La Machine à Lire"




Tiene también mucho éxito Dolores Redondo, con su Trilogía del Baztán. 

Trilogía del Baztán en francés.
Dolores Redondo, "Trilogía del Baztán"

Y volví a encontrar “Las leyes de la frontera”, de Javier Cercas, que lo había visto el año pasado en la librería Humanitas de Bucarest ¡en rumano!: "Legile frontierei”. Aquí era: “Les lois de la frontière”, claro.


Las leyes de la frontera. Javier Cercas
"Las leyes de la frontera" Javier Cercas

También estaba mi querido Francisco González Ledesma, con “Les rues de Barcelone” y “Le dossier de Barcelone”  y  nuestro Jesús Carrasco. Otra vez el "ardor patrio" ;-)



En fin, que es un gustazo pasear entre toda esta gente que nos hace vivir tantas historias. Gracias a todos.


miércoles, 17 de agosto de 2016

Cristo Salvador, una catedral de quita y pon

La visita a la Catedral de Cristo Salvador formó parte de nuestro recorrido de un día en Moscú en el verano de 2016. Está cerquita del Kremlin y además se llega en Metro muy bien; la estación más cercana es la de Kropótkinskaya (Línea 1 Roja). 

La historia de la catedral es única y es una especie de puesta en escena de la historia de Rusia de los últimos 200 años. Daniel Utrilla en su libro "A Moscú sin kaláshnikov"  la llama "catedral de quita y pon" y a mí me encanta.


Cristo Redentor. La catedral desde el Puente del Patriarca
La Catedral de Cristo Salvador desde el puente del Patriarca

La idea de construir un templo surgió tras la expulsión del ejército de Napoleón de tierras rusas en la Primera Guerra Patriótica, en 1812. Alejandro I pensó en un monumento grandioso, al estilo de la Catedral de San Basilio (la que está en la Plaza Roja) y que había ordenado construir Iván el Terrible en el siglo XVI para conmemorar la victoria sobre el Kan de Kazán.

Entre un montón de proyectos, se eligió el de un tal Vitberg que parecía una apuesta segura. Pero se juntó el hambre con las ganas de comer y entre lo místico del proyecto y los problemas financieros (el dinero volaba y el edificio no despegaba) la catedral no terminaba de ponerse en marcha.

Y así llegó otro zar, Nicolás I (su hermano Alejandro había muerto entretanto) y vuelta a la casilla de salida; ahora si que se puso todo en marcha. Para la edificación de la catedral tuvieron que derribar el antiguo convento de San Alexis y cuentan que la abadesa se pilló un buen rebote y a modo de maldición dijo que allí no habría nunca nada, tan sólo una hoya. Y acertó…

Así en 1839 empezaron de nuevo las obras, ahora de estilo bizantino con una cúpula exagerada. El nuevo arquitecto, A. Ton, muy famoso también en la época, creó  así escuela para futuras iglesias.

La catedral era una magnífica iglesia de cruz griega con cinco cúpulas de estilo ruso-bizantino (¡que para eso eran los herederos de Bizancio!!). Todo fue a lo grande, hasta las enormes esculturas que vigilan la doce puertas; santos, príncipes y hombres famosos rodean la catedral como en un intento de protección.

Por fin, fue un tercer zar, Alejandro III, quien tuvo el privilegio de hacer los honores de la inauguración el día de su coronación, en 1883 (aunque durante las obras hubo también otro zar, Alejandro II, pero parece que pinchó poco y cortó menos en el asunto catedral). Y ésta duró en pie menos tiempo del que tardó en construirse, porque en 1931 el templo fue dinamitado. En ese lugar tan estratégico, Stalin había previsto construir el Palacio de los Soviets, lo que tendría que ser el edificio más grande del mundo. Tan grande no, tan gigantesco iba ser que estaba previsto colocar sobre él una estatua de Lenin de 100 metros de altura.


Maqueta de lo que no sería el "Palacio de los Soviets"


Y como en un bucle irónico de Guerras Patrióticas, la Gran Guerra Patria (que así llaman a la Segunda Guerra Mundial) impidió en 1941 el éxito en la edificación del Palacio. Una vez hecho un enorme agujero circular para los cimientos, el acero y el dinero terminaron en el campo de batalla. Y la abadesa se salió con la suya: una hoya.

Así que como aquí no se tira nada, en 1960 el gran agujero se convirtió en la piscina pública más grande del mundo, una piscina circular de 130 metros de diámetro y 6 de profundidad. 
Piscina Moskva


Y por fin, vino el resurgir de las aguas, como si de un ave fénix acuática se tratara. A finales de los años ochenta, con la nueva Rusia de la perestroika y el glásnost, hubo un movimiento social promovido por la Iglesia Ortodoxa Rusa e intelectuales creyentes para reivindicar la reconstrucción de la catedral. Apoyados por el primer presidente de la Rusia moderna, Boris Yeltsin, y el alcalde de Moscú, se reunió el dinero necesario y se pusieron manos a la obra. Parece que el dinero se consiguió a partir de las donaciones voluntarias de ciudadanos de a pie (¿con la que les estaba cayendo...?). Hay quien duda de ello y dicen que el Estado (laico) puso una gran parte. Y estuvo terminado en un abrir y cerrar de ojos, no como la primera vez, pero la tecnología del siglo XX es lo que tiene. 

La Catedral de Cristo Salvador es ahora el centro principal del culto ortodoxo, donde se celebran las grandes fiestas religiosas y los funerales de tronío como el de Boris Yeltsin en 2007.




En esta catedral fue donde en 2012 irrumpió aquel grupo feminista de música punk, las Pussy Riot, que tanto dieron  que hablar. 




Y hablando de música y sin tener nada que ver (¿o si?) termino contando la historia de la obra que Tchaikovski compuso para celebrar lo mismo que se conmemoraba con la catedral: la victoria sobre Napoleón. Se llamó Obertura de 1812, claro, y a mí me gusta mucho. Al componerla, Tchaikovski pensó que fuera interpretada al aire libre, en la plaza frente a la catedral, con repiques de sus campanas y salvas de artillería. El asesinato de Alejandro II en 1881 retrasó su estreno y cuando pudo ser interpretada por primera vez ya no tuvo gracia porque fue bajo techo y con instrumentos convencionales en lugar de cañones y campanas. ¡Una pena!

Pero esta historia es más divertida si la cuentan los de  Bully Magnet en este vídeo que me ha parecido sencillamente genial: 





En fin, parece que la Catedral de Cristo Redentor, como la llaman los lugareños, es visita obligada, pero a mí no me dijo gran cosa. Me gusta visitar iglesias no por su aspecto religioso, sino por el arte que encierran. De esta me han gustado más todas las historias que encierra. 
Tampoco les hace demasiada gracia a los moscovitas, al menos a algunos. Tatiana Pigariova en su "Autobiografía de Moscú" dice: 

No faltaron las comparaciones con un gran samovar dorado o un bizcocho de Pascua que «en comparación con las catedrales del Kremlin, parece un enorme broche falso» (p. 98)

¡¡Pues, eso!!




martes, 16 de agosto de 2016

Un día en Moscú

Plan completito para un día en Moscú. Julio 2016

Este día resultó genial, porque aunque lo teníamos casi todo planeado, fueron surgiendo cosas que incluso mejoraron nuestro plan. 

Esta es una propuesta para tener una visión de varios aspectos de Moscú cuando no hay demasiado tiempo, al haber seleccionado en cada sitio lo que nos resultaba más sugerente.

En el recorrido hay dos museos : el Museo Pushkin de Bellas Artes y el Museo Glazunov; la Catedral de Cristo Salvador, un paseo hacia la zona "hipster" de Octubre Rojo para comer; y otro paseo hacia la calle peatonal de Arbat por el Bulevar Gogol a tomar el cafelito.

No parece mal plan, ¿no? ¿Comenzamos?





MUSEO PUSHKIN DE BELLAS ARTES

El Museo Pushkin está cerquita del Kremlin y además se llega en Metro muy bien; la estación más cercana es la de Kropótkinskaya (Línea 1 Roja). Su visita puede llevar el día entero por la enorme cantidad de piezas que tiene, así que lo que hicimos fue seleccionar lo que más nos podía interesar, como solemos hacer en los grandes museos. 

El museo Pushkin de Bellas Artes  tiene varios edificios. Como abrían a las once,  estábamos allí un rato antes para aprovechar el tiempo y ya había una buena cola en el edificio principal. Nos dimos cuenta que en el segundo edificio no había nadie y decidimos empezar por allí y nos alegramos porque ese edificio encontramos una maravilla. Se llama la “Galería de arte de los países de Europa y América, siglos XIX-XX” donde encontramos una super colección de pintura. Así pudimos pasear con toda tranquilidad entre una destacada selección de impresionistas, posimpresionistas, neoimpresionistas y varios “istas" más: Matisse, Gauguin, Cezane, Degas, Renoir, Picasso, Monet… Dejan hacer fotos, así que hicimos nuestra selección. De verdad que merece la pena. 



Matisse en Moscú
"La Danza" de Matisse, uno de mis favoritos.

Sin embargo, el edificio principal debe ser el más valorado por los lugareños porque había mucha más gente. Allí están los fondos antiguos y las exposiciones temporales. 

Hay varios miles de obras “originales” (pintura, escultura y artes decorativas) que incluyen desde el Antiguo Egipto, Grecia, Roma y Bizancio hasta la pintura que alcanza el siglo XVIII, donde se encuentran los mejores como Rembrandt o nuestros Zurbarán, Murillo o Ribera. 

Recalco lo de “originales” porque una cosa curiosa del Museo Pushkin es la enorme sección de copias. La cosa tiene su historia y es muy interesante. Resumiendo, el museo fue creado a comienzos del siglo XX con fines educativos. Las copias de grandes obras maestras servían de modelo y de estudio para los alumnos de la universidad y más adelante, en la época soviética, como una manera de educar al público en general. Lo que es triste es que encuentres en Internet comentarios despectivos al respecto sin explicar los motivos y sin aclarar la inmensa cantidad de obras maravillosas y originales que hay.

Para esta parte del museo llevábamos tres "tareas". La primera era la búsqueda del "Papiro de Moscú" para Lorenzo, nuestro matemático en el grupo, que allí como están en Moscú no lo llaman así. Es un pequeño fragmento donde se aprecia uno de los problemas matemáticos que hay en sus ocho metros de largo. 

Papiro de Moscú en el Museo Pushkin
Papiro de Moscú

La segunda tarea era ver la "Olympia" de Manet que estaba en este museo como exhibición temporal en préstamo del Museo d’Orsay de París. El interés venía porque esa pintura aparecía en una novela que había leído en una lectura conjunta con un grupo de amigas: "Servidumbre humana" de William Saumerset Maugan. Una tontuna, pero me gustó.

Olympia en Moscú, préstamo del Museo d'Orsay de París
Olympia, de Manet

Y la tercera tarea no la pudimos completar, pero la pongo aquí porque la creo interesante y recomendable; y así tengo otro motivo más para volver a Moscú. Se trata del Tesoro de Troya. No es que a mí me emocione demasiado el joyerío, pero la historia que hay detrás de estas es emocionante: la historia del arqueólogo Heinrich Schliemann es muy interesante. 

Y aunque hablo de ella en otro sitio, no quiero dejar de mencionar a Irina Antónova, presidenta del Museo Pushkin y que ha sido su directora hasta 2013, llevando al museo a  lo más alto. Tiene en la actualidad 95 años y da gusto oírla hablar. Ella es la responsable de una gran cantidad de intercambios culturales con grandes museos de medio mundo.


MUSEO GLAZUNOV

El Museo Glazunov está justo enfrente del Pushkin, sólo hay que cruzar la calle. Este es un museo poco conocido, o al menos poco recomendado en las guías turísticas al uso. Leí algo de este polémico  señor en el libro de Daniel Utrilla y me fascinó su obra.

Ilya Glazunov nació en 1930 y en la actualidad vive en el palacete dónde está ubicado su museo. Pero hasta llegar ahí ha pasado por difíciles etapas en su vida. Monárquico declarado y anti soviético confeso, mantuvo una relación de amor y odio con el régimen comunista.

Ha tenido una vida intensa. Testigo y víctima de las atrocidades de la Gran Guerra Patria (que así llaman en Rusia a la Segunda Guerra Mundial) y con profundas ideas religiosas, estuvo a punto de ser deportado. Todo dio un giro cuando en 1981 lo pusieron al frente de un museo de artes decorativas soviético y pudo trabajar, junto con su esposa, en los decorados de la Ópera en Odessa.

A mí no es que me emocione demasiado la pintura histórica y religiosa, pero la de Glazunov es muy interesante. En primer lugar, por el tamaño tan impresionante de sus cuadros, pero sobre todo por la mezcla de figuras que incorpora, a veces de una forma bastante transgresora. Hace un recorrido por la historia de Rusia y del mundo, colocando personajes perfectamente reconocibles muchos de ellos.


Ilya Glazunov
El mercado de nuestra democracia, Ilya Glazunov (1999)

La otra faceta de Glazunov que me ha gustado es la colección de ilustraciones de la obra de Dostoievski, con cuya filosofía y forma de ver el mundo se siente muy identificado.



CATEDRAL DE CRISTO SALVADOR SALVADOR

Daniel Utrilla la llama la “catedral de quita y pon” y me gusta mucho como la describe en “A Moscú sin Kaláshnikov”: 

“En la margen izquierda del río, como si se hubiera escapado del huerto catedralicio del Kremlin, emerge con la rotundidad solitaria e inapelable de un iceberg la catedral de Cristo Salvador, el mayor templo ortodoxo de Moscú y del mundo, que fue dinamitado sin contemplaciones por orden personal de Stalin en 1931 y que Yeltsin volvió a recolocar sobre el tablero de la capital en 1997. Como un reflejo henchido, rotundo y fondón del espigado campanario del Kremlin, la catedral resurgió en su sitio como caída del cielo tras dos años de trabajos a contrarreloj para llegar a tiempo al 850º aniversario de la ciudad, envuelta la obra por la premura de las grandes gestas cósmicas.” (p. 185)

La historia de la “catedral de quita y pon”  es cuanto menos curiosa. La mandó construir el zar Alejandro I como monumento a la victoria sobre Napoleón en 1812. Tuvieron que pasar  setenta años y tres zares más (en realidad cuatro) para que se inaugurara en 1882. Así que tardó en construirse más tiempo del que estuvo en pie, porque tras la revolución, en 1931, fue demolida para construir en su lugar un mega edificio, el Palacio de los Soviets, que tendría que ser el edificio más alto del mundo.

Pero no llegó a construirse y en los años sesenta se reconvirtió en una gran piscina pública circular, desde luego la más grande del mundo, hasta que la catedral fue construida de nuevo en la era Yeltsin e inaugurada en 1997, algo así como un "ave fénix acuática"

La catedral en si, no es de las más bonitas. Para mí, merece la pena más la pequeña iglesia que hay en el sótano. Y atención los chicos, que no pueden entrar en pantalón corto y para todos en general: no se puede hacer fotos en el interior.


Si quieres saber más cosas de la catedral puedes leerlo en esta otra entrada del blog.

Cristo Salvador en Moscú
Catedral desde el Puente del Patriarca
Cristo Salvador y Puente del Patriarca
Catedral de Cristo Salvador y Puente del Patriarca



































Al salir de la catedral es interesante cruzar el Puente del Patriarca, que es como el rey de los selfis: es peatonal y la visión de la catedral es perfecta. También hay grandes vistas del río Moskova, del Kremlin por un lado y por el otro, la gigantesca estatua  de Pedro I el Grande (que por cierto parece Colón subido en una carabela!) y la antigua fábrica de chocolate Octubre Rojo.  


Estatua de Pedro I el Grande desde el puente del Patriarca

Y ahora …. a comer!!! 

Cruzando el Puente del Patriarca hay una especie de pequeña isla, formada entre el  Moskova y un canal de drenaje del río. Es la isla Bolotni, pero todo el mundo la llama de Octubre Rojo. Es la isla de la cultura indie, el contrapunto del beaterío ortodoxo de la otra orilla. La fábrica y sus alrededores se ha transformado en el paraíso bohemio o hipster o como quiera que se llame ahora. El caso es que la movida es fantástica: galerías de arte, estudios de diseñadores, cafeterías y restaurantes. 

Nosotros comimos muy bien en la terraza del Strelka (Institute for Media, Architecture and Design), que un centro cultural modernino, donde hacen cantidad de actividades y aquel día estaban preparando el escenario para una de ellas. Comimos en muy bien en la terraza con estupendas vistas al río y a la catedral; y en la librería compré un imán para el frigo con "El obrero y la koljosiana" en versión Mundial 2018

AQUÍ están todos menús del Strelka.

Por la tarde...

Después de comer dimos un buen paseo hasta llegar a la Calle Arbat. Desde la estación de Metro de Kropotkinskaya (hay que cruzar de nuevo el puente) parte un bulevar muy agradable, el Bulevar Gogol. Se llama así porque un extremo del bulevar lo preside una estatua de Nicolai Gogol. Me ha gustado este paseo bajo las sombras de una buena arboleda  en el que te encuentras con unos tenderetes donde artistas locales venden sus artesanías. Al mismo tiempo que forman sus tertulias, te ofrecen sus obras. Tenían pinta de enrollados, lástima de no hablar ruso porque hubiera sido un buen rato.


Nicolai Gogol en su bulevar

Hacia la mitad del bulevar hay un monumento muy original al escritor Mijail Sholojov, Premio Nobel en 1965, el de "El Don apacible".
Monumento al Premio Nobel, M. Sholojov


Y así, llegamos a la famosa calle peatonal, la Calle Arbat. Llena de gente, de tiendas, de cafés y restaurantes; con algún que otro puesto de dulces y helados (van quedando pocos) y bastantes artistas callejeros. "Parece" una calle peatonal más, como las que hay en muchas ciudades, pero es el típico sitio en el que te sientas a tomar un café y puedes ver a los lugareños en su salsa. ¡Y a mí eso me encanta! 



Cafeterías tuneadas

Mariscal Zhukov, héroe de la Gran Guerra Patria
Al fondo, mural del Mariscal Zhukov en la calle Arbat

Al rico helado!!
¡Al rico  helado!... y ¡al rico Kvas!!!
Y he dicho más arriba que "parece" una calle peatonal cualquiera, porque no lo es. Y no lo es porque no en muchas típicas calles peatonales comerciales tienen un pedazo de teatro, con la solera de casi cien años, como es este Teatro Vakhtangov. Y para llamar la atención de los paseantes tienen en la puerta una fuente con una escultura bien monina de la Princesa Turandot, la de la ópera de Puccini. ¡Mola!

Teatro Vakhtangov en la Calle Arbat de Moscú
La Princesa Turandot en el Teatro Vakhtangov en la Calle Arbat 



Y después del descanso en una terracita, puedes volver en el Metro. La estación Arbatskaya es una de las imprescindibles, así que aprovecha para disfrutarla. 


Estación Arbatskaya